Este post explora las estrategias que siguen los emprendedores institucionales para influir en su entorno y desafiar el status quo en las instituciones que los rigen. Dedico este artículo a mi amigo Beto, un emprendedor institucional que trabaja incansablemente para co-crear espacios de desarrollo tecnológico y emprendimiento en Bolivia.

¿Qué caracteriza a los emprendedores institucionales?

Los emprendedores institucionales son agentes de cambio: individuos que utilizan sus recursos y motivaciones para implementar transformaciones significativas dentro de las instituciones existentes. A diferencia de los emprendedores tradicionales, que se enfocan en oportunidades de mercado, estos emprendedores abordan el desafío más complejo de redefinir las "reglas del juego". Las instituciones comprenden tanto normas escritas como no escritas que guían el comportamiento de un grupo social.

Por lo tanto, los emprendedores institucionales se destacan por ser:

1. Desafiantes del Status Quo: Identifican ineficiencias, limitaciones o injusticias en su entorno.
2. Visionarios: Imaginan futuros alternativos y están motivados para mejorar su contexto.
3. Colaboradores: Comprenden que el cambio a gran escala requiere construir alianzas y movilizar acción colectiva.

Estrategias para la Transformación Institucional

Las estrategias utilizadas por los emprendedores institucionales pueden agruparse en:

• Búsqueda de Relaciones: Fomentar relaciones dentro sus círculos cercanos, formando coaliciones para movilizar estructuras y conseguir apoyo de audiencias amplias para sus iniciativas de cambio.

• Institucionalización: Definir una visión de cambio divergente y establecer categorías que describan formalmente el propósito del cambio institucional y sus posibles implementaciones. Esto permitirá la creación de nuevas prácticas e instituciones.

El siguiente gráfico sitúa estas estrategias en el espacio predicción-control, guiando el enfoque estratégico.

Búsqueda/Creación de Oportunidades Políticas

Los emprendedores institucionales fomentan el cambio al estar atentos a oportunidades o al buscar posibilidades en su entorno que puedan desafiar el status quo. La habilidad para reconocer o crear estas oportunidades está influenciada por factores contextuales como ser recursos disponibles, redes de contactos y acceso a aliados en círculos influyentes. Si los emprendedores consideran que pueden activar la oportunidad identificada, estarán dispuestos a actuar.

Así, la búsqueda de oportunidades se ubica en el cuadrante adaptativo, mientras que la creación de oportunidades se encuentra en el cuadrante efectual.

Movilización de Estructuras y Recursos

Los emprendedores institucionales comprenden que no pueden actuar solos; deben formar coaliciones para movilizar estructuras. Comienzan con grupos cercanos, creando pequeños equipos que operan en distintas áreas para fomentar la acción colectiva.

Estos grupos se conectan con organizaciones formales de movimientos sociales, organismos laborales y redes informales de amistad, buscando aliados, comunicando su propuesta de cambio y construyendo una visión común que resuene con audiencias más amplias. Este proceso es altamente interactivo, lo que sitúa esta estrategia en el cuadrante efectual.

Además de movilizar estructuras sociales, estos pequeños grupos también gestionan recursos financieros y materiales, así como activos intangibles como credibilidad y acceso político.

Enmarcar la Propuesta de Cambio de Forma Convincente

La capacidad de comunicar una idea de cambio de manera convincente es crucial para captar el interés de diversas audiencias. Los emprendedores institucionales emplean el lenguaje para presentar el cambio de modo que motive e involucre a las personas en el proceso.

El enmarcado (framing) de la propuesta de cambio incluye:

• Diagnóstico de Problemas: Presenta un análisis claro de las deficiencias del status quo, justificando la necesidad de cambio.
• Propuesta de Soluciones: Ofrece una solución clara y atractiva que resuena con amplias audiencias.
• Componentes Motivacionales: Asegura incluir razones convincente para respaldar la iniciativa de cambio.

Este proceso iterativo se desarrolla a lo largo del proyecto institucional, ubicándose en el .

Elaboración de una Visión para el Cambio Divergente

Una visión para el cambio divergente no solo define claramente los objetivos de la iniciativa, sino que también refuerza la importancia de su implementación. Este enfoque permite que audiencias diversas se unan en el esfuerzo hacia la visión propuesta, atrayendo a actores clave para su realización.

La clarificación de esta visión está estrechamente ligada a procesos de enmarcado, movilización de recursos y teorización.

Teorización

Para que el cambio perdure, es fundamental que sea formalizado y legitimado. Esto implica la creación de categorías que expliquen de manera precisa el propósito del cambio institucional y los métodos para llevarlo a cabo. A partir de esta formulación, se pueden desarrollar y definir nuevas instituciones mediante prácticas, procedimientos y reglas. Este proceso es esencial para la institucionalización y se conoce como teorización.

En la teorización, se identifican y clasifican las razones y los impulsores del cambio propuesto. Una vez realizado este análisis, es posible destilar nuevas prácticas, reglas y procedimientos que respalden el cambio. Al clarificar las razones y los impulsores detrás del cambio, también se pueden identificar las instituciones que podrían oponerse a él.

Los esfuerzos en teorización no solo facilitan, sino que también potencian la difusión y la adopción del cambio, ya que consolidan las bases institucionales necesarias para su implementación.

Acción en Pos del Cambio

Las estrategias anteriormente descritas indican cómo se puede promover el cambio a través de la acción. La clave para actuar radica en movilizar estructuras, formando grupos pequeños que puedan ejercer influencia en ámbitos más amplios. El cambio institucional no se produce en aislamiento, sino en interacción continua con otros actores, cultivando relaciones significativas. Estas interacciones son vitales, ya que ayudan a definir el propósito del cambio institucional, refinan y ajustan la visión divergente y facilitan la identificación de caminos para avanzar.

La acción en pos del cambio no es un proceso puntual ni lineal; es, por el contrario, constante, iterativa y requiere tiempo. A medida que se avanza en la institucionalización, se van clarificando, a través de una interacción continua, las categorías que justifican el cambio propuesto y los métodos para llevarlo a cabo. Gradualmente, se destilan nuevas prácticas, reglas y procedimientos que aseguran la efectividad de este cambio.

Es crucial reconocer que la acción en pro del cambio puede enfrentar resistencia por parte de aquellos grupos que podrían verse desfavorecidos por el cambio propuesto. Esta resistencia es tanto real como inevitable. Sin embargo, puede ser contrarrestada mediante la búsqueda activa de aliados y el establecimiento de relaciones a través de interacciones constantes con grupos relevantes. Asimismo, se debe avanzar en la institucionalización, asegurando claridad y aceptación de la visión de cambio divergente, su justificación y los métodos de implementación. Esta claridad debe reflejarse en reglas, prácticas y procedimientos concretos, cimentando así las instituciones que garantizan el cambio propuesto.